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“LA ESENCIA DEL RITO ROMANO”
Ramón Navarro Gómez
En el maravilloso marco del Colegio “Arzobispo Fonseca”, en la ciudad de Salamanca, dieron comienzo las XLVI jornadas de la Asociación Española de Profesores de Liturgia, con la temática La esencia del Rito Romano, el martes 23 de agosto de 2022.
A las 11:30 tiene lugar la inauguración de las Jornadas, con las palabras del presidente de la asociación, D. Jaume González, en las que justificó el tema de las jornadas, ante la distintas situaciones eclesiales y litúrgicas, agradeciendo la disponibilidad de los distintos ponentes y detallando el programa de las mismas, en torno a la afirmación sobre la esencialidad del rito romano recogida en Sacrosanctum Concilium 38. Destacó la importancia del rito. Recordó, asimismo, que este estas jornadas se realizarían las elecciones para la renovación de la Junta de la AEPL, y se entregarían las actas de las últimas jornadas en Santiago de Compostela. Se recordó también a los ausentes y a los miembros de la asociación difuntos recientemente.
La primera ponencia estuvo a cargo del P. Juan Javier Flores, OSB, que fue presentado por D. José Antonio Goñi. Comenzó hablando de los orígenes del rito romano, en ese intento por encontrar lo esencial, lo que perdura, la substancia, en el contexto de las adaptaciones posibles del rito y de la inculturación del mismo, lo cual se discutió tanto en el preconcilio como en el mismo Concilio. En cualquier caso, una vez aprobada Sacrosanctum Concilium, el P. Flores hizo notar la dificultad de definir esa substancialidad, aunque con el consenso del punto de referencia de las ediciones típicas. Se refirió a la conocida obra de E. Bishop titulada El genio del rito romano, y señaló las características: simplicidad, sentido práctico, sobriedad, disciplina. A partir de ahí enumeró algunos principios fundamentales, como la dirección de la oración, el calendario con la centralidad del misterio pascual de Cristo, la primacía del domingo, la importancia de las fiestas de los santos, la unidad de las dos mesas en la eucaristía, la continuidad entre Antiguo y Nuevo Testamento en la proclamación de la Palabra, la posibilidad de las adaptaciones, etc. La conclusión giró en torno a las circunstancias actuales.
Ya por la tarde, a las 16h, pudimos asistir a la ponencia del exarca apostólico de Grecia, Mons. Manel Nin OSB, con el título ¿Qué es un rito, según la visión oriental? Fue presentado por el P. Ignasi Fossas OSB. Para responder a esa pregunta Mons. Nin partió el canon 28,1 del Código de Derecho Canónico de las Iglesias Orientales. Luego desarrolló la ponencia en base a los aspectos litúrgicos, teológicos, espirituales y disciplinares. Mostró cómo el rito, especialmente en Oriente, es un signo de pertenencia a una Iglesia y de manifestación de la misma, así como de su profesión de fe.
Tras un descanso, a las 17:30 comenzaron las comunicaciones encuadradas dentro de los seminarios de trabajo:
El espacio litúrgico (P. Ignasi Fossas, OSB). En su exposición partió sobre todo de la obra Arquitectura y Liturgia, de L. Bouyer, intentando buscar los testimonios arquitectónicos del rito romano en su expresión más genuina.
Cuestiones canónicas (D. Juan Damián Gandía). Partiendo del derecho de aplicación del “motu proprio” Magnum principium, distinguió entre confirmatio y recognitio, por parte del dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, de los textos preparados por las Conferencias Episcopales.
La inculturación (P. Gabriel Seguí, MSSCC). Planteó el concepto, a partir de Varietates Legitimae y de Redemptoris Missio, haciendo luego un recorrido histórico con varios ejemplos, llegando así una serie de principios, destacando que la inculturación de la liturgia no es el primer paso en la inculturación de la fe.
La eucaristía, presidida por el P. Juan Javier Flores, OSB, con la asistencia de S. E. R. Mons. Manel Nin, fue celebrada en la Catedral Nueva de Salamanca. Al acabar la misma tuvimos la oportunidad de visitar la Catedral Vieja y el Claustro, concluyendo así los trabajos del día.
El miércoles 24 de agosto comenzó con la oración de laudes en la magnífica iglesia de la Purísima, presidida por D. Elisardo Temperán, miembro de la Asociación. A la vez, conocíamos la noticia del fallecimiento del P. Juan María Canals, miembro de la Asociación desde sus inicios y durante tantos años director del secretariado de la Comisión Episcopal para la Liturgia. Descanse en paz.
Metidos ya en el trabajo del día, comenzamos con la única ponencia programada para hoy, a cargo de D. Juan Miguel Ferrer Grenesche, doctor en liturgia, profesor en el IST “San Ildefonso”, de Toledo, con el título Lo substancial del rito romano. Características concretas. Fue presentado por el P. Juan Javier Flores, OSB. En su ponencia, D. Juan Miguel parte de la ponencia realizada el día anterior por el propio P. Juan Javier, a partir del número 38 de SC. Su reflexión pretende centrarse en lo concreto: retratar mediante unos trazos clave al rito romano en sus rasgos estables e identitarios, más allá de adaptaciones o eventualidades históricas. Como premisa, se partió de una breve evolución histórica del rito romano, desde el comienzo hasta el Concilio Vaticano II, prestando especial atención a las adaptaciones del rito. A partir de ahí, y en comparativa con las demás liturgias de Oriente y Occidente, se intenta ver cuáles son esos rasgos substanciales o identitarios. La referencia serían los primeros libros litúrgicos y la “liturgia romana clásica”. De ella destaca algunos rasgos que serían ejemplo de esa esencialidad: ciclo del Año Litúrgico; la opción por lecturas bíblicas breves en número y longitud; estructuración según el modelo alejandrino de la Plegaria Eucaristía y estilo teológico-discursivo de la misma plegaria; apertura de la variabilidad en la celebración. En el periodo romano-germánico se conservan los elementos antes expuestos, pero hay novedades que dejarán huella durante siglos, que nos llevan también a conocer esa esencialidad romana: importancia de la dimensión mimética, aunque muy limitada; dramatización de la liturgia; aparición de las rúbricas “descriptivas”. Más allá de estos elementos, hay que destacar la formación del repertorio del canto gregoriano como propio de la liturgia romana -aunque no excluyente-; descubrir el valor de lo mimético, para huir de la simpleza o de lo meramente verbalista; capacidad de integrar elementos procedentes de otras tradiciones litúrgicas haciéndolos propios; presencia de algunos elementos devocionales, como las apologías sacerdotales. El siguiente paso serían las reformas tridentina y del Vaticano II: el problema de la oportunidad de traducir los textos litúrgicos; adaptaciones después de Trento en un periodo de inmovilismo, por parte sobre todo de órdenes religiosas; labor del movimiento litúrgico. En la reforma tridentina se establece que hay un “corpus” eucológico que viene de la tradición, con un estilo propio, que en cierto modo también se traduce en los ritos, aunque en menor medida. La reforma del Vaticano II, por su parte, ha evidenciado como substancial para el rito romano los siguientes rasgos: potenciación de su apertura a la variabilidad de formulación e integración de elementos de otras tradiciones litúrgicas; traducción a las lenguas vernáculas, que incorpora también a las distintas lenguas un vocabulario y unos conceptos. Queda para la lectura la comparación con otras liturgias de Oriente y Occidente.
Después de un breve descanso, sobre las doce comenzó la segunda parte de los seminarios, con el diálogo entre los que se habían apuntado a cada uno.
Por la tarde, a partir de las cuatro, se celebra la asamblea ordinaria de la AEPL, donde se eligen el tema, lugar y fechas de las próximas Jornadas, que se celebrarán el Valencia, D. m., la última semana de agosto de 2023, con el título: “Triduo Pascual. Del memorial a la mímesis”. Dentro de la misma asamblea se elige la nueva junta, una vez concluido el trienio desde la elección de los actuales miembros. Como nuevo presidente, electo pero pendiente de confirmación por la CEE, resulta elegido el P. Juan Javier Flores Arcas, y el resto de la junta es reelegido.
La eucaristía se celebra en el convento de San Esteban de los PP. Dominicos, tras una interesantísima visita del lugar. Preside el Rvdo. P. Josep María Soler, OSB, abad emérito de Montserrat. El día culmina con una cena en los jardines de la Casa de la Iglesia y la visita nocturna a las torres de la catedral.
El último día de las Jornadas, el jueves día 25, comienza de nuevo con la oración de laudes en la Iglesia de la Purísima, presididas por D. Joan Obach, miembro de la junta de la AEPL.
A las diez de la mañana tiene lugar la última de las ponencias, a cargo del Rvdo. P. Josep María Soler i Canals, abad emérito de Montserrat y profesor de la escuela filosófica y teológica de dicha abadía. La temática es: ¿Una espiritualidad propia del rito romano? Es presentado por D. Jaume González Padrós. Entrando en el tema, el P. Soler comienza exponiendo la dificultad del argumento. Parte en su exposición de la explicación de lo que es en general la espiritualidad y su necesidad hoy para el ser humano. Entrando ya en el ámbito de la espiritualidad cristiana, pone como ideal la comunión con Dios Trinidad, objeto de la felicidad eterna, lo que luego se traduce en actitudes, acciones y acentos, especialmente en torno al tema de la oración, personal y comunitaria. Pasa luego a hablar de la espiritualidad litúrgica propiamente dicha, manifestado que liturgia y espiritualidad son realidades connaturales: la liturgia es fuente primera de nuestra vida espiritual. Señala la importancia de la meditación de los textos y de la acción de gracias, y la importancia de la unidad entre Palabra y Sacramento. Señala cuatro dimensiones: universalidad, objetividad, dialogal y comunional; así como cinco propiedades: cristocéntrica y pascual, bíblica, sacramental, eclesial y cíclica. La espiritualidad litúrgica es la espiritualidad del cristiano, no es una espiritualidad junto a otras. La liturgia nutre, orienta, educa, da vitalidad y vigor a vivir la unión transformante con Dios mediante la actualización por el Espíritu del misterio de Cristo. Lo dicho hasta ahora vale para todos los ritos cristianos. Pero, ¿hay una espiritualidad propia de cada uno de ellos? El rito romano ha tenido una evolución histórica compleja, con diversas vicisitudes y reformas, hasta la del Vaticano II, y ha mantenido las cuatro dimensiones y las cinco propiedades antes citadas. Al hablar de “rito romano” parte de Desiderio desideravi, centrándose por tanto en los libros litúrgicos actuales, “única expresión de la lex orandi en el rito romano”. Entrando ya en las características del rito romano subraya: la eucología basada en la Escritura, así como los cantos y antífonas; sobriedad en sus afirmaciones, sin que ello vaya en detrimento de la dimensión contemplativa; presencia de las realidades terrenas en su oración; la dimensión comunitaria y la participación activa y fructuosa de los fieles; la eclesialidad que evita la privatización de la liturgia; el culto eucarístico fuera de la misa; las referencias pneumatológicas; la dimensión pascual, que no es exclusiva del rito romano pero sí muy característica. Todo ello nos lleva a hablar de la espiritualidad del rito romano y sus acentos o modulaciones particulares por las cuales el rito romano modela nuestra vida de fe, oración fraternidad, etc. Las notas de la espiritualidad del rito romano serían: la bíblica; la riqueza de la eucología; el canto al servicio de la Palabra y de la comunión; la sobriedad; la universalidad de su plegaria; profético, en tanto nos hace testigos de la realidad futura; comunitario; cristocentrismo, por ejemplo, en el rito romano; cíclico, en lo que se refiere al año litúrgico. Muchas de estas notas no son excluyentes, pero siempre son particularmente características del rito romano. Luego afirma que es totalmente necesaria la mistagogía, para que esta espiritualidad litúrgica cumpla su finalidad. Esto implica el ars celebrandi, la homilía que actualiza la Palabra. Finalmente habla de la adaptación de ritos y rúbricas en los límites establecidos.
Después de un descanso, se dan las informaciones de varios centros académicos –Instituto ad instar facultatis de Barcelona y Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma-, así como del secretariado de la Comisión Episcopal para la Liturgia.
Las jornadas son clausuradas por el presidente saliente, D. Jaume González, y también interviene brevemente D. Juan Javier Flores, elegido nuevo presidente, a falta de la confirmación por la Conferencia Episcopal Española. La eucaristía, presidida por D. Jaume González en la iglesia de la Purísima, culmina los trabajos de estas Jornadas.